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Leo en la Wikipedia que los padres de un niño sueco intentaron poner de nombre a su hijo el título de esta entrada: Brfxxccxxmnpcccclllmmnprxvclmnckssqlbb11116. Pero podéis llamarme "Alvin".
La cosa es que los dilectos progenitores no querían inscribir a su retoño en el registro civil. LA antítesis de éstos. Cuando un juez les obligó a hacerlo, pretendieron hacerlo como ya hemos dicho, sin pensar en lo que tendría que pasar el chaval para rellenar la declaración de la renta o cada vez que tuviera que rellenar un formulario en Internet sin el autocompletar del Explorer. Se excusaban en sus creencias pastafísicas (no confundir con el pastafarismo).
Su siguiente opción fue llamarle simplemente "A", pero tampoco es legal hacer eso en Suecia.
Por eso Prince es de Minneapolis.