Derribe usted mañana
La Revolución Francesa (con perdón) fue seguida de un periodo de mal rollo que se conoce como el Terror... del que pueden leer muchas cosas en otros sitios. Les remito al título de este blog. Baste decir aquí que fue un momento en el que se aprovechó para profanar iglesias, destruir una cantidad no evaluable de bienes culturales y, aunque carezcamos de datos al respecto, suponemos que para lavarse más bien poco.
Todavía faltaban un par de años para que naciera la mitad de los miembros de nuestra Conferencia Episcopal, y aún así el sentimiento antirreligioso se disparó hacia 1791. El propio gobierno revolucionario tenía al clero en el punto de mira. Al clero y a sus bienes y símbolos, de ahí lo de la profanación.
No fue el caso de Chartres.
Para la catedral de Notre Dame de Chartres la profanación no era suficiente y había que destruirla. Pero cargarse una catedral no es tan fácil. O sí. La cuestión es que había que decidir cómo hacerlo. Como buenos revolucionarios, las autoridades nombraron un comité que diera una respuesta. Y como buenos revolucionarios, los comisarios tardaron su buen lustro en tomar una decisión.
Para cuando fueron a presentar su método infalible para derribar catedrales, se encontraron con un "¿eh? Ah, lo de la catedral. Sí, sí. Déjalo por ahí que luego ya si eso...". El ardor revolucionario se había apagado.
Y el informe se perdió cual arca perdida en los recovecos de la burocracia.
Fuente: Francia, Lonely Planet
Todavía faltaban un par de años para que naciera la mitad de los miembros de nuestra Conferencia Episcopal, y aún así el sentimiento antirreligioso se disparó hacia 1791. El propio gobierno revolucionario tenía al clero en el punto de mira. Al clero y a sus bienes y símbolos, de ahí lo de la profanación.
No fue el caso de Chartres.
Para la catedral de Notre Dame de Chartres la profanación no era suficiente y había que destruirla. Pero cargarse una catedral no es tan fácil. O sí. La cuestión es que había que decidir cómo hacerlo. Como buenos revolucionarios, las autoridades nombraron un comité que diera una respuesta. Y como buenos revolucionarios, los comisarios tardaron su buen lustro en tomar una decisión.
Para cuando fueron a presentar su método infalible para derribar catedrales, se encontraron con un "¿eh? Ah, lo de la catedral. Sí, sí. Déjalo por ahí que luego ya si eso...". El ardor revolucionario se había apagado.
Y el informe se perdió cual arca perdida en los recovecos de la burocracia.
Fuente: Francia, Lonely Planet
Etiquetas: historia
3 conocimientos más:
mira!!!
yo no sabía eso.
llega a ser cómico... pero para le época, era el boom botar paredes y cuanta cosa se pusiera en frente...
saludos!!
Por
Cristóbal, fue el 10/10/2007 05:11:00 a. m.
por lo que veo, el blog ya no está administrado. ¿ahora ya no desperdicias neuronas?
Por
einerliebtdich, fue el 5/04/2016 10:33:00 a. m.
Information is very useful Thank you for collecting information. 19iphonemodx
Por
UFA747, fue el 4/19/2020 04:26:00 p. m.
Publicar un comentario
<< Home